Una vez realizado, el tatuaje es tu responsabilidad: recuerda que el tatuaje es como una lesión, y como tal hay que cuidarlo, recurriendo a los consejos e indicaciones del especialista.

Debes tener claro que el tatuaje es una herida en la piel. Para su correcta cicatrización, pide consejo al especialista sobre las precauciones y medidas que debes tomar. No te bañes en el mar ni en la piscina hasta que haya cicatrizado totalmente, pero extrema la higiene.

Te aconsejamos que no te tatúes la cara ni el dorso de las manos. El tatuaje en estas zonas puede traerte consecuencias físicas. Si te arrepientes al poco tiempo de haberte tatuado, es un problema.

Antes de plantearte hacerte cualquier tatuaje de ningún tipo, trata de conocer otros trabajos hechos por el profesional al que acudas, para observar la calidad de su trabajo y el tipo de dibujos que hace.

Pide que te realicen el tatuaje sobre una zona de la piel sana: que no presente quemaduras y que no sea propensa a reacciones alérgicas o enfermedades dermatológicas.

No te precipites, tienes todo el tiempo del mundo para elegir el diseño o dibujo que quieres, porque ¡atención!, aunque ahora los tatuajes se pueden borrar, utilizando láser y otras técnicas complejas, pueden quedar rastros.

Comprueba que el centro de tatuaje disponga de autorización para realizar esas prácticas, que utilice métodos correctos de esterilización de los utensilios y que las tintas y pigmentos utilizados estén homologados y se extraigan de pequeños depósitos desechables y no de envases grandes. El profesional también está obligado a usar guantes, materiales desechables y mascarilla.

Si quieres lucir un tatuaje, acude a un centro que te garantice unas correctas normas de higiene y prevención de riesgos sanitarios, de lo contrario te expones a contraer infecciones o enfermedades peligrosas, del tipo hepatitis B y C, o SIDA.